Mis más sinceras condolencias.
Soy un postulante que desea ingresar al INTEC. Durante todo mi proceso de investigación para elegir correctamente la carrera de mis sueños, INTEC se destacó como la mejor opción.
Pero hoy no vengo a hablar de mí, sino de lo que pienso de ti.
No tuve el privilegio de conocerte en persona, pero mientras leía sobre tu vida, tu obra y el impacto que dejaste en esta institución, sentí una conexión profunda.
Sentí que eras más que un rector. Que eras un hombre con propósito, un guía, un soñador que supo convertir la visión en acciones concretas.
Un líder silencioso que tocó cientos de vidas, y aún después de partir, sigue tocando más. Como la mía.
Estoy comenzando este camino, lleno de aspiraciones, de deseos de crecer, de transformar y aportar.
Y tú, sin saberlo, ya sembraste algo en mí: la inspiración.
Pienso que si la vida nos hubiese cruzado, habrías sido ese mentor que me impulsaría a dar más, a ir más allá, a no conformarme.
Y aunque me duele no haber coincidido contigo en esta tierra, me queda el deseo de seguir tu ejemplo, de honrar tu legado.
Gracias por tanto.
Por dejar en cada rincón de INTEC una parte de tu corazón, y por demostrar que un ser humano con visión y vocación puede cambiar realidades.
Descansa en paz, Dr. Julio Sánchez Maríñez.
Que el cielo me conceda algún día la dicha de conocerte.
Reimy Alexander San Pablo Gómez
