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XXIV Edición Un Día con un Autor y su Obra reconoce a Yvelisse Prats-Ramírez de Pérez


7 de diciembre  de 2018

Distinguidos miembros de la Junta de Regentes y Consejo Académico del INTEC

Apreciados directivos, profesores, estudiantes, egresados y otros miembros de la comunidad inteciana

Queridos profesores y estudiantes de otras instituciones

Apreciado maestra Yvelisse Prats Ramirez de Perez, don Mario Emilio Perez, hijos e hijas, nietos, bisnietas  y demás familiares y amigos

Señoras y señores 

Como una expresión de compromiso con la juventud dominicana, el Instituto Tecnológico de Santo Domingo se complace al reconocer a una joven talento de la política y el magisterio dominicano, Yvelisse Prats Ramírez de Pérez. La intención es dejar constancia de nuestra admiración por una vida ejemplar, que por casi seis décadas de quehacer público, no ha disminuido la capacidad de asombrarse y, menos aún, la capacidad de asombrarnos. Ella representa los valores que la comunidad inteciana profesa, y al rendirle este simple homenaje lo hacemos con una sana mezcla de admiración, gratitud y respeto. 

No tengo ninguna pretensión de describir en esta intervención la dilatada trayectoria de nuestra homenajeada, pues sería como un intento insensato de encerrar un mar en los límites de un pequeño lago. En honor a la brevedad, me limitaré a una corta  referencia a su condiciones de maestra, con la que ha transitado con igual entrega por la escuelita publica y por la catedra universitaria; haré una simple mención de sus aportes como dirigente gremial y dirigente política, que le permitieron convertirse en la primera presidente de un partido político en la región latinoamericana; y concluiré haciendo alusión a lo que tal vez sea el ámbito que le ha generado mayor satisfacción, que es su condición de madre, mediante la cual venció la  soledad y el desempleo ocasional para levantar varios hijos que hoy la llenan de orgullo.

Esa variedad de roles da la impresión de que doña Yvelisse descubrió la fórmula de movimiento perpetuo y hace que quienes la conocen la describen en formas que se acercan al mito.  Personalmente, tengo la impresión que es una de las pocas figuras de nuestro entorno que pueden ser catalogadas como  “legendarias” sin que eso sea una exageración, y no tengo la menor duda de que llegará un día en que generaciones futuras hablarán de ella con la admiración con que  hoy hablamos de nuestras maestras más ilustres, como Salomé Urena, Petronila Angélica Gómez o Ercilia Pepin, para solo  citar unas cuantas. 

Por otro lado, es justo recordar que la historia de nuestra homenajeada no podría escribirse sin hacer alguna referencia a Mario Emilio Pérez, un Romeo de apariencia poco usual en quien una Julieta ya madura encontró lo que tal vez ya ni siquiera estaba buscando. Don Mario Emilio ha sido para doña Yvelisse un compañero de viaje irrepetible, y la relación entre ellos parece ser  una suerte de milagro de los que solo ocurren cuando se encuentran dos seres que,  para usar una expresión popular, parecen haber sido “cortados por una misma tijera” a pesar de sus muchas diferencias. En cierta forma, reconocerla a ella es también reconocerlo a él, y los reconocemos a ambos con igual entusiasmo. 

Para finalizar, les dejo con una interrogante que me hecho a mí mismo por muchos años: ¿cuál será el secreto que explica la vitalidad tan sorprendente de nuestra galardonada? Mi hipótesis personal es que la clave se encuentra en su absoluta certeza de que es  posible  transformar el mundo en un mundo mejor. En sus propias palabras, nos ha dicho que  cree en las utopías pero intenta volverlas concretas. Inspirada por esa creencia, se levanta  cada día con la convicción de que, como diría Terencio, nada humano debe serle ajeno, y en un mundo político convulsionado por desavenencias e  intrigas,  sigue testimoniando con sus hechos el valor de  la generosidad.  

Gracias, querida maestra, por darnos un valioso ejemplo de magisterio apasionado y liderazgo honesto. Su trayectoria de vida nos hace sentir orgullosos de ser sus discípulos aunque usted no recuerde haber sido nuestra maestra. Y esperamos con humildad que disfrute cada segundo de este homenaje que con mucho amor le hemos preparado.