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XXII Edición Un Día con un Autor y su Obra reconoce a Leonor Gibb


Un día con un(a) autor(a) y su obra
Instituto Tecnológico de Santo Domingo INTEC

Palabras del Rector
Dr. Rolando M. Guzmán

Noviembre de 2016

 

Distinguidos miembros del Consejo Académico del INTEC
Apreciados directivos, profesores, estudiantes y otros miembros de la comunidad inteciana,
Queridos profesores y estudiantes de otras instituciones,
Apreciada Sor Leonor Gibb y sus invitados especiales,
Señoras y señores

 

¡Reciban una entusiasta bienvenida a nuestra celebración anual del Día con un Autor y su Obra! Gracias por acompañarnos y ser así testigos de nuestro homenaje a una vida y a una obra que representan un ejemplo de las virtudes, actitudes y valores que nuestra institución promueve cada día. Les puedo asegurar que el tiempo que han reservado para ese fin no será una inversión en vano, pues no hay persona en esta sala que en el curso de las próximas horas no vaya a ser tocada en algún modo por el ejemplo de amor que representa la trayectoria de nuestra homenajeada.

No cabe dudas de que el amor es un sentimiento consustancial a los seres humanos. En muchos de los casos, el principal objeto de ese sentimiento es una única persona; a veces es una familia; a veces es un pequeño grupo de cosas, animales y personas. En otros casos, sin embargo, la capacidad de dar amor abarca con la misma fuerza a toda la humanidad y motiva un acto de entrega cuya naturaleza sobrepasa el reino de lo común para convertirse en algo excepcional. La hermana Leonor representa uno de esos casos de un amor a los otros que parece no tener límites.

Solo un amor como ese puede haberla llevado, al estilo de los viejos misioneros, a dejar la comodidad de su casa materna para salir en busca de otras tierras que solo podían prometerle necesidades y limitaciones. Solo un acto de amor puede haberla traído a la nuestro medio, corroído entonces no solo por atrasos materiales sino también por la pobreza espiritual inevitablemente asociada a una cruenta dictadura. Y solo el amor puede haber generado una dedicación de tiempo completa a la función de maestra, remunerada con un salario ciertamente alto pero intangible, pues se paga únicamente con monedas de gratitud.

Por tanto, al celebrar su vida y su obra, no solo celebramos una obra del cerebro sino también una obra del corazón. Eso convierte este momento en una ocasión especial para toda la comunidad inteciana y para las instituciones que nos acompañan en este acto de reconocimiento. Al honrar a sor Leonor honramos a todas las personas que han dedicado su vida al servicio de los otros, y muy especialmente a aquellos que han dedicado su vida a la educación de los más pobres. Celebremos hoy la vida y la obra de quien renunció a ser madre de unos pocos para convertirse en madre de muchos. Y, por último, en un mundo convulsionado por los odios y las diferencias, reafirmemos hoy nuestra firme creencia en el milagro imperecedero de la generosidad.    

Señoras y señores, disfruten este acto y tengan feliz resto del día.