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Palabras en Aniversario 47° del INTEC


Acto de Izamiento de Banderas

47 Aniversario de INTEC, 9 de octubre 2019

Palabras del Rector
Dr. Rolando M. Guzmán

Amigas y amigos,

Quiero que mis primeras palabras sean una expresión de sinceras gracias por la presencia de cada uno de ustedes en este acto de celebración. Mi agradecimiento tiene un toque especial para aquellos que, tras varios años sin volver físicamente a la Colmena, han separado un tiempo para reencontrarse en abrazo fraterno con amigos de siempre. Eso hace que en este momento se estén mirando a los ojos varias generaciones de intecianos, cuyas memorias combinada podrían reproducir día por día (o al menos, año por año) toda la trayectoria del INTEC.

Es emocionante pensar, por ejemplo, que al menos unos cuantos de ustedes estuvieron presentes en las primeras clases impartidas en el colegio La Salle, que otros presenciaron el traslado a este campus y la construcción de los primeros edificios, que otros vieron surgir iniciativas emblemáticas como el programa de becas PIES, y que varios fueron testigos de las primeras andanzas de Otto Coro o de Anamé Henríquez.

Este acto es una forma de rendir homenaje a toda esa historia, a toda esa gente y a todos esos sueños que se resumen de forma milagrosa en la palabra INTEC. Sin embargo, es necesario admitir que mi evocación del pasado no responde simplemente a un arrebato nostálgico o sentimental, pues constituye también un acto deliberado de reafirmación existencial.

Cada rector tiene la obligación de recordar a las nuevas generaciones de intecianos que somos herederos de un patrimonio institucional que comenzó a formarse desde hace ya medio siglo, y que tenemos como misión entregarlo (no igual, sino mejorado), a las generaciones que nos sucederán.

La importancia de esa obligación aumenta cada día, pues con el paso inexorable del tiempo habrá de llegar algún momento, que esperamos todavía esté distante, en que ya no podremos contar con la mirada tutelar de aquellos visionarios que dieron forma primigenia a nuestra institución.

Cuando llegue esa hora, será creciente el riesgo de que la gesta que nos ha traído hasta aquí quede empeñada por el polvo del olvido, y en ausencia de un esfuerzo permanente de memoria, correremos el riesgo de que la palabra Guayacanes deje de ser una fuente de inspiración para pasar a ser simplemente un vocablo taíno.

Este acto es por tanto un medio idóneo para recordarnos a nosotros mismos de dónde venimos y hacia dónde queremos ir, y para apropiarnos con ganas de aquel escrito germinal que describió al INTEC de la siguiente forma: “INTEC es una esperanza del trabajo creativo, un producto del gobierno (a veces imprudente) de la imaginación, en donde las nuevas ideas no siempre pueden realizarse, pero son discutidas con mente abierta, y donde la innovación es regla del juego y las posibilidades de perfeccionamiento no son cerradas por pequeños intereses”.

Eso ha sido, eso es, eso debe seguir siendo INTEC.

En ese mismo espíritu, habiendo rendido tributo a nuestro pasado, permítanme ponerles al tanto en forma muy breve de las realizaciones recientes, para visualizar junto a ustedes el futuro cercano. Un primer hecho destacable es la puesta en marcha de un nuevo Plan Estratégico, que está guiando nuestras acciones hasta el 2022. No creo exagerado decir que la construcción de dicho plan fue el proceso institucional más participativo del que tengo recordación, y que su ejecución sistemática acabará llevando al INTEC a un nuevo estadio de desarrollo.

Un aspecto esencial del plan es la reforma curricular, en cuyo marco han surgido los dos primeros programas doctorales de nuestro país en los ámbitos de ciencias – específicamente, ciencias ambientales y gestión energética-, se ha graduado una cohorte del primer programa dominicano en Biotecnología y en una próxima graduación entregaremos al país al primer grupo de licenciados en Física, Química, Biología, Matemáticas y Ciencias Sociales orientados a la educación.

Esto sirve como muestra del compromiso institucional de brindar respuestas a las necesidades del país. También como reflejo de ese compromiso, el año 2019 fue declarado por Rectoría como el Año de la Vinculación para el Desarrollo y la Competitividad, lo que ha sido acompañado de un esfuerzo renovado en el establecimiento de alianzas estratégicas con sectores clave. No es por casualidad que, según mediciones recientes, el INTEC aparezca entre las instituciones dominicanas de mejor reputación.

Un aspecto esencial ha sido el fortalecimiento de las investigaciones, que se ha potenciado con el surgimiento de 5 nuevas revistas académicas. En consecuencia, los niveles de publicación de nuestra comunidad científica se han multiplicado, a la vez que se incrementen las actividades de innovaciones generadoras de patentes. Si hace algunos años la generación de una patente fue un motivo de destaque noticioso, nos estamos acercando al momento en que tal cosa tiene un carácter rutinario.

Por último, en el orden administrativo, destaco la puesta en ejecución de un modelo de servicios a sus estudiantes, combinando así la excelencia académica con la excelencia en la atención. Este énfasis está dando sus frutos. Los resultados de satisfacción han llegado a niveles superiores a 80% por primera vez desde que tenga memoria.

Todos esos hechos son el resultado del trabajo de muchísimas abejas a las que quiero rendir un público reconocimiento, pues debo admitir que me resulta difícil imaginar una institución en la que se trabaje con tanto entusiasmo como se hace en INTEC. Al acercarse al medio siglo, nuestra universidad luce más vigorosa que nunca, su impacto social es cada vez mayor y su capacidad de innovación constituye un referente obligatorio en el sistema de educación superior.

Sin embargo, lejos de envanecernos, esto nos obliga a continuar trillando la senda que nos hemos trazado. Es por eso que, en reconocimiento de ese hecho, y siendo este último año en que disfruto el honor de dirigirme a ustedes en esta actividad, permítanme concluir con una expresión pública de mi aspiración para el INTEC que habrá de venir.

Es mi ferviente deseo que esta institución siga siendo por siempre una idea en elaboración, una labor inconclusa, un proyecto inacabado. Que INTEC siga siendo siempre una fuente de inspiración, un espacio de inclusión y un ambiente de realización. En fin, que INTEC sea siempre un sueño –aquel sueño de nuestros Fundadores, cuyo nacimiento, a través de la magia del arte, les invito ahora a imaginar.

Muchas gracias.