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Interprete lo que le preocupa de una manera más positiva, ser realista y no aumentar la amenaza. La ansiedad provoca que la persona anticipe situaciones negativas aunque no estén sucediendo.
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Razonar si ante la posibilidad de que ocurra lo peor es tan significativo. Preguntarse: ¿si ocurriese lo peor, realmente sería tan grave?
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Enfocarse en los problemas sólo cuando se puede hacer algo. Cuando no se puede hacer nada, se recomienda seguir la vida normal y atender otras situaciones.
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Cambiar la zona de atención: es importante pensar en otras cosas y/o distraerse, cuando no dejamos de pensar en lo que nos preocupa aumentan los niveles de ansiedad.
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Usar técnicas de relajación (muscular, respiración, imaginación, entre otros). Con ellas se reduce la activación de los síntomas físicos que produce la ansiedad, tales como relajar los músculos, regular el ritmo respiratorio. Es necesario hacerlo todos los días.
Si con estas recomendaciones no disminuye su ansiedad, solicitar apoyo de un especialista.